

Reseña
Representar la dureza y la fragilidad de miles de seres humanos que se desplazan en condiciones de irregularidad desde su país de origen hacia una vida mejor es lo que impulsó la creación de las más de 20 esculturas que son parte de la nueva exhibición de artes visuales de los Museos del Banco Central de Costa Rica titulada Rutas Clandestinas. Los sin nombre, la cual podrá ser visitada a partir del 23 de mayo.
Desde el 2020, su creadora, Ingrid Rudelman Wholstein, se sensibiliza por el incremento que ha habido durante la última década, de la crisis humanitaria asociada a los desplazamientos de personas migrantes en condiciones de irregularidad, solicitantes de refugio y apátridas en África y América. Ella realizó una indagación detallada acerca de las causas y los riesgos que afrontan las personas a lo largo los distintos caminos.
Valiéndose de la cartografía, trazó las rutas uniendo los puntos geográficos principales y las llevó a la tridimensión para visibilizar la clandestinidad de los recorridos.
La crisis migratoria: del Cuerno de África al Darién
La investigación que está detrás de la exhibición exploró cartografías que incluyen las migraciones de África por el Mediterráneo, una de las rutas más mortíferas desde el año 2014. Dentro de ellas se delinean las rutas de África Occidental hacia Europa a través de Ceuta, Melilla y el Mediterráneo. También, las de África Central hacia Europa recorriendo el Sahara, Libia, Trípoli y el Mediterráneo; así como las de África Oriental y el Cuerno de África hacia Yemen y Europa.
En el continente americano, la artista parte de las latitudes y longitudes de puntos desde el Sur hacia Estados Unidos a través de los Andes, la selva del Darién, Centroamérica y México. Extrae la cartografía del Triángulo Norte (conformada por Guatemala, El Salvador y Honduras), la zona más crítica en términos de violaciones a los derechos humanos. Enfatiza también en los desplazamientos en América Insular, Centroamérica, en el recorrido de La Bestia y en los destinos del norte, que no solo incluyen Estados Unidos, sino también Canadá.
La envergadura de las urgencias -persecuciones, conflictos armados, violaciones de los derechos humanos-, que se viven en estos contextos no sólo ha hecho que crezcan las cifras de las personas que emigran, sino que se ha identificado un cambio en los patrones de desplazamiento histórico: el incremento de mujeres y de personas menores de edad sin acompañamiento. Todos ellos se vulneran más por la carencia de la documentación requerida para validar dignamente su identidad y para facilitar su tránsito entre fronteras y países.
A razón de esto último, se otorga el título a la exhibición y las piezas no tienen nombre. En su lugar, a cada escultura se les asigna las coordenadas de latitud y longitud de la ruta que materializan. “Esta dimensión fundamentó las decisiones conceptuales, técnicas y formales de estas esculturas. El empleo del mármol blanco y negro, piedra que se caracteriza por ser tan dura como frágil, tan opaca como traslúcida, tan blanca como negra, encuentra una correspondencia en la vulnerabilidad y en la resiliencia que coexisten en la experiencia de las personas que recorren estas rutas”, explica María José Monge, curadora de artes visuales del Museo. .