Reseña
La experimentación ilimitada y un tanto azarosa del artista costarricense Rolando Faba juega en el vacío de más de 45 lienzos que conforman la exhibición Salto al vacío. Esta muestra reúne su producción artística de los últimos cinco años, la cual evidencia cómo se mantiene desafiando su búsqueda creativa desde que se inició en este ámbito en los años setenta.
Rolando Faba (1954) nació en Costa Rica y se formó como artista gráfico durante la década de 1970. Desde entonces, se ha caracterizado por la creación de imágenes cargadas de poéticas únicas y diversas, por la exploración técnica, y la transformación continua de su lenguaje visual; el cual oscila entre la figuración y la abstracción. Su obra se ha apoyado en las artes gráficas y pictóricas, ámbitos desde los que ha desarrollado creaciones bidimensionales e instalaciones.
En su obra reciente, Faba experimenta la creación artística como un salto al vacío, una forma de vida que implica la convicción y disposición de franquear los límites de lo permitido, lo cual, necesariamente, conlleva la inyección de cierto caos en el orden, la pérdida parcial o total del control y el encuentro con lo que nos hace vulnerables.
La exhibición se conforma por la serie Nimium temeraria lapsus, que podría ser traducida como un pequeño desliz temerario. La misma comprende las series Blanca, Negra y Brahmanda, articuladas por diferentes intencionalidades creativas, que se expresan en registros estilísticos y técnicos diversos.
En las imágenes de Faba habitan múltiples referentes y detonantes de su experimentación creativa provenientes de culturas visuales de distintos momentos históricos, por lo que se pueden ver tanto insinuaciones de la creación orfebre precolombina, las estéticas orientales o mitologías sobre el origen de la vida, así como la influencia de artistas de tiempos más recientes como Yves Klein (1928-1926) o Öyvind Fahlström (1928-1976).
También, pero de forma menos explícita, se encuentran sus intereses por la música, la antropología, la astrofísica, la genética, la biología, las neurociencias, la farmacología, la meteorología, la heráldica y la máquina entre otros campos”, amplía Monge.
Técnicamente, su espíritu es totalmente experimental a la hora de usar o crear herramientas o materiales inusuales, al aprovechar accidentes o errores casuales, al contrastar entre el vacío y la saturación visual, al jugar con lo monocrómatico y los acentos de color.